Así es Son Bunyola, el hotel de Mallorca que enamoró a Richard Branson hace más de 25 años

El exclusivo establecimiento de 5 estrellas, inaugurado en 2023 tras su completa rehabilitación, acaba de iniciar la nueva temporada con el objetivo de permanecer abierto durante todo el año.

Durante siglos la Sierra de Tramuntana (Mallorca) ha inspirado a artistas y escritores de todo el mundo, e incluso al archiduque Luis Salvador de Austria, que fue considerado como el primer ecologista de la isla.

Los paisajes repletos de frondosas montañas, habitadas por olivos centenarios, forman parte del patrimonio pictórico de todos aquellos pintores que han visitado este enclave paradisíaco, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Pero la imagen más deseada es aquella en la que la montaña se encuentra con el Mediterráneo, y el verde de los bosques compite con los azules intensos del cielo y del mar.

Eso fue lo que enamoró a Richard Branson cuando visitó por primera vez la finca agrícola Son Bunyola (Banyalbufar), dónde hoy se encuentra ubicado el hotel homónimo. Su privilegiada ubicación frente al mar, con espectaculares vistas de Sa Foradada, y sus 520 hectáreas de tierra milenaria, auguraban ser un refugio mágico para todos aquellos que buscan su lugar en el mundo.

Una verdadera historia de amor:

Corría el año 1998 y Richard Branson decidió comprar la finca, y convertir el edificio principal de la antigua possessió (casa de campo) mallorquina, que databa del Siglo XVI, y las 3 villas privadas construidas a principios del año 2000, que completan el complejo (Sa Terra Rotja, Sa Punta de S’Águila y Son Balagueret), en un hotel de 5 estrellas y 27 habitaciones.

Ante la imposibilidad de obtener las licencias para cumplir el sueño de devolver la vida a un lugar tan especial, decidió vender la finca. Pero el flechazo continuó y nunca olvidó a Son Bunyola. Por eso en 2015 decidió adquirirla de nuevo, y en 2021 pudo iniciar su rehabilitación. Dos años después, el 16 de junio de 2023, abrió sus puertas el hotel de 5 estrellas Son Bunyola (Banyalbufar, Mallorca), que hoy está considerado como uno de los más lujosos del Mediterráneo.

El lujo de lo auténtico:

Cuando uno visita Son Bunyola se da cuenta enseguida de su glorioso pasado como una de las fincas más prósperas de la Tramuntana. Y es que tanto el estudio de arquitectos Gras Reynés, como la empresa mallorquina de diseño interior Rialto Living, responsables del proyecto de rehabilitación, buscaron en todo momento preservar su rico patrimonio histórico y conservar muchos de los elementos originales, pero haciendo una interpretación contemporánea del edificio mallorquín.

Así, todavía hoy se puede apreciar su antigua escalera, el altar de la capilla preside el restaurante Sa Terrassa, la almazara dónde se hacía el aceite de la isla se ha convertido en el restaurante Sa Tafona y una de las antiguas torres de defensa que había en la finca ha pasado a ser una exclusiva suite, que invita a soñar a todos sus moradores.

La autenticidad que se buscaba mantener se ha logrado igualmente utilizando materiales tradicionales de Mallorca como la carpintería y las contraventanas de Madera, los arcos forjados, los techos de vigas vistas, el vidrio soplado, la piedra de Binissalem y los suelos de terracota hechos a mano, entre otros.

También es artesanal su colección de textiles, que fue creada por la Fundación Eve Branson específicamente para Son Bunyola, e incluye numerosas piezas como preciosas bolsas de algodón, servilletas bordadas a mano o lujosas alfombrillas de baño, tocadas todas ellas por una elegante hoja de olivo, que es marca de la casa, y evoca el pasado agrícola de este refugio de lujo de la costa mallorquina.

Una experiencia única e inolvidable:

Pero el lujo de Son Bunyola va más allá de lo que se presupone a un hotel de 5 estrellas. Responde a la magia que se produce en lugares escogidos del mundo del que uno, aunque pueda, decide no salir, y opta por gozar de todo lo que le ofrece su interior. O lo que en el argot turístico viene siendo un auténtico hotel destino.

Experiencias que en este hotel de 5 estrellas no faltan. Clases de yoga con espectaculares vistas al mar, circuitos con entrenador personal, paseos conscientes por la finca, rutas de senderismo, ciclismo y BTT, competiciones de tenis, cursos de gastronomía para grandes y pequeños, talleres de pintura con artistas locales como la argentina Marcelina Etxegaray, talleres de perfumería para crear fragancias personales y visitas de Son Bunyola guiadas por Tomás Vibot, uno de los historiadores que mejor conocen su leyenda, entre muchas otras más.

El wellbeing que promueve el hotel también pasa por el cuidado físico del cuerpo, algo que sus privilegiados clientes logran en su acogedor spa, un rincón en el que también florece el pasado regalando maravillosos tratamientos y masajes bajo la cúpula de lo que en su día fue el horno de la casa señorial.

Brenda Lisiotti y su apuesta por la cocina orgánica y contemporánea de Mallorca:

La gastronomía es la guinda que culmina la autenticidad que todo el mundo atribuye a Son Bunyola. Sobre todo desde que se ha incorporado a sus fogones Brenda Lisiotti, la nueva chef ejecutiva del hotel.

Formada con el chef Michelin Fernando Arellana en el restaurante Zaranda de la capital balear, Brenda lidera ahora los restaurantes Sa Terrassa, abierto al público en general, y Sa Tafona (abierto durante la temporada alta para los clientes del hotel), con la vocación de convertirlos en sendos referentes de la mejor cocina de Mallorca.

Su estilo de cocina pasa por fusionar los sabores mallorquines más auténticos con platos muy modernos y absolutamente innovadores, sin olvidar su compromiso con la cocina orgánica, elaborada con productos kilómetro 0 y, muchos de ellos, cultivados en el propio huerto y en los amplios jardines del hotel.

Y es que las más de 520 hectáreas que integran Son Bunyola le abastecen de hierbas aromáticas, verduras orgánicas de temporada, cítricos, almendras, aceitunas, miel y, próximamente, aceite de oliva.